27/7/09

Alguna vez te pusiste a pensar adónde va lo que no decimos, todo lo que no nos permitimos sentir, las miradas que no entregamos, los besos que no damos, los miedos que no soltamos, las angustias, los gritos… Adónde quedan? Adónde van?
A dónde van las palabras que no decimos? ¿A dónde va lo que querés hacer y no hacés? ¿A dónde va lo que querés decir y no decís? ¿A dónde va lo que no te permitís sentir?
Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos. Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta.
Lo que no decimos se transforma en nostalgia, en destiempo. Lo que no decimos se transforma en error. Lo que no decimos se transforma en debe, en deuda, en asignatura pendiente.
Las palabras que no decimos se transforman en insatisfacción, en tristeza, en frustración. Lo que no decimos no muere, nos mata.
Lo que no decimos se transforma en trauma, en veneno que mata el alma. Lo que no decís te encierra en el pasado.
Lo que no decimos se transforma en herida abierta.

Quisiera decirle que lo amo como nunca amé a nadie, que no puedo vivir sin el, pero que tengo mucho miedo de lastimarlo.
Quisiera decirle que sin él me muero, quisiera decirle que lo amo. Quisiera decirle que no sea tonto, que me mire a los ojos y se dé cuenta que no le miento, que lo amo, y que lo único que necesito en este momento es a él. Quisiera decirle que estoy vacía sin el. Quisiera decirle que es tan especial para mi.

22/7/09

No me digas todo lo que piensas, no lo digas no; sólo dime cuánto me deseas.
Quiero estar contigo si vuelvo a nacer.